domingo, 15 de agosto de 2010

Superación personal

Hace ya ocho meses me regalaron la PlayStation 3. Yo no la quería primero de todo porque encuentro un atraco a mano armada su precio y más aun el de sus juegos, pero mis padres me la regalaron porque venía con la tele nueva y salía económico. Lo primero que me auto impuse al tenerla fue dejarla en el comedor, por dos razones:

1- Se veía mucho mejor en la tele nueva de plasma del comedor que en la vieja tele que tengo yo en mi habitación.

2- Al tenerla en el comedor mis horas de juego estaría más restringidas, ya que raras veces no está ocupado por mi madre, y así evitaría quedarme enganchado horas y horas.

Lo segundo que me auto exigí fue conseguir un trofeo de platino. Para los que tengáis una Play 3 y la uséis para jugar sabréis de sobra lo que digo, para los que no os diré que más que nada es un trofeo que hay en cada juego que se adquiere cuando el jugador a desbloqueado todos los demás trofeos. estos trofeos pueden ser tanto pasarse la primera pantalla como cargarse a todos los enemigos del juego mientras haces una voltereta con doble tirabuzón mientras cantas una canción de los beattles al revés.
Como habréis adivinado con este sarcasmo conseguir el trofeo no es fácil ya que hay algunos trofeos que son sumamente difícil de conseguir y que exigen que te pases horas y horas jugando (recordemos que yo tenía la Play en el comedor asentado por mi madre). Pero aun así aproveché que tenía el Prince of Persia, un juego muy fácil, para conseguirlo. Después de una temporadita conseguí hacerme con casi todos los trofeos, todos menos uno. Consistía en hacer todos los combos de ataque posibles que hay en el juego, algo que en principio parece fácil pero si te digo que hay 63 y que los enemigos del juego no duran nada la cosa cambia. Volví a comenzar una partida nueva y hice todos los combos que salían en interne que se debían hacer: no funcionó. No funcionó y encima tenía el juego tan rayado que decidí abandonar. Es duro abandonar algo cuando estabas tan cerca de conseguirlo, así que me prometí que algún día lo volvería a intentar.
Y ese día fue ayer. Aproveché que mis padres han decidido dejarme 10 días solo en casa para irse de vacaciones y lo volví a intentar. No sin antes prepararme bien. Me apunté en un papel los 63 combos que debía hacer:


Luego de tirarme dos horas haciéndolos todos no conseguí absolutamente nada. Eran las 9 y media de la noche y podía sentir como los bonsáis de mi padre suplicaban desde el balcón que los regara, así que decidí dejarlo para mañana.
Como ya he dicho esta vez lo preparé bien y aun haber hecho los 63 combos fui anotando al lado de algunos una rayita si no estaba plenamente seguro de que habían surgido efecto. Así que sin ninguna esperanza esta mañana los he vuelto a repasar y sin darme apenas cuenta suena la musiquita dandome ha entender de que he conseguido un trofeo, y así es, en la esquina superior derecha aparece el último trofeo y luego el de platino. Abro la boca y empiezo a dar gritos de alegría, luego me tiro al suelo y empiezo a reír de manera exagerada y histérica (no estoy exagerando).



Siempre es una satisfacción poder tachar algo que está en tu lista de cosas que hacer antes de morir, sobretodo si son estúpidas, pero luego me quedé con una sensación de vacío. La misma que uno siente cuando se acaba el cole y empiezan las vacaciones o ves el último capítulo de Lost. ¿Será cierto entonces que la felicidad está en el camino y no en el destino?

PD: Este mes se actualiza poco el blog porque los tres autores estamos liados con asuntos personales y laborales (laborales solo Kaneda. Skr y yo estamos rascandonos lo de abajo porque tenemos vacaciones y nos da pereza, en agosto es lo que tiene).

1 comentario:

  1. jajajajaa! Qué puto, en realidad disfrutas de la vida de una forma muy particular jaja, y me encanta, cada cosa que te sucede es un capítulo (literalmente) de tu vida.
    Y sobre lo de las vacaciones... sí es cierto, las vacaciones es lo que tienen xD

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