viernes, 11 de febrero de 2011

Cañita mágica

Hoy prometía ser un gran día, porque con el paquete de cereales venía una cañita mágica.


Estaba super ilusionado, porque es lo que siempre he estado deseando, una cañita para poder beberme la leche con los cereales ¡Y encima cambiaba el color con la leche fría!
La cosa no podía pintar mejor, nada podía salir mal.
Abro la caja de los cereales con una gran sonrisa, con lágrimas contenidas de alegría y una erección en los pantalones de la emoción.
Y me encuentro esto:



¡¿PERO ESTO QUE MIERDA ES?!

¡¿Donde se ha visto una cañita que se tenga que montar?! ¿Tanto cuesta hacerla de una pieza? ¿Os creéis que los niños que consumen vuestros cereales son Kristian Pielhoff?
Después de la primera impresión, consigo montar la compleja cañita. Voy a por un vaso de fresh milk con una sonrisa en la cara, lágrimas contenidas de alegría, pero esta vez sin erección en los pantalones porque ya se me ha cortado el rollo.
Hago uso de la cañita mágica y... ¡MENUDA PUTA MIERDA! La leche apenas llega a mi boca, se sale toda por culpa de la unión de las dos putas piezas. ¡Y no cambia de color! ¡Solo se oscurece un poco! ¡Eso no es cambiar el color so guarros! Sigue siendo verde, pero más fuerte. Como fuerte va a ser la hostia que le voy a dar al que ha tenido la brillante idea de hacer una cañita mágica de dos piezas.
¡So marranos! Ale, ya me habéis dado el día.

1 comentario:

  1. La guinda de la entrada es que la hayas etiquetado de conspiración xDDDD

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